Con la designación de Juan Manuel Abal Medina al frente de una nueva repartición oficial denominada Secretaría de Comunicación Pública, que vino a reemplazar a la anterior Secretaría de Medios, comienzan fuertemente los movimientos destinados a centralizar la política de comunicación del gobierno, a la par que resolver algunos temas de internas cada vez más abiertas.
En efecto, no sólo se designó un funcionario que en la práctica reportará directamente a la Presidenta, en vez de hacerlo hacia la Jefatura de gabinete de Anibal Fernandez, como ocurría antes, sino que además, se centralizó en ésta el manejo de la totalidad de la pauta oficial, que en principio aumentó más del 38 % con respecto a 2010.
Así organismos que antes manejaban a discrecionalmente su propia pauta publicitaria, como la AFIP y la ANSES, ya que habían quedado expresamente afuera luego de la centralización de 2009 y que ahora resignan, vienen a aumentar sideralmente el manejo de recursos del Estado nacional para publicitar sus actos de gobierno.
A los 533 millones de pesos que estaban fijados en el presupuesto nacional que finalmente no se logró tratar en el Congreso, se le suman así unos 300 millones más de esas entidades y luego, debe sumarse el Programa Fútbol Para Todos que dicen representa unos 700 millones más. En realidad, nosotros sostenemos que éste, si se miraran con lupa los gastos y ajustes previstos por variación del abono de la TV por cable, con seguridad será mayor. De cualquier manera, Abal Medina ahora manejará una enorme caja de más de 1.500 millones de Pesos, que además de ser desproporcionada para la torta general publicitaria del país, podrían ser utilizados de manera discrecional favoreciendo no siempre las auténticas necesidades de los ciudadanos de informarse sobre las acciones gubernamentales, sino a aquellos medios de todo tipo que sean engranajes en el armado de una agenda a medida del oficialismo. Si a eso se le sumara el mantenimiento de la política de poca transparencia que sostuvo siempre la Jefatura de gabinete sobre esas cuentas -que recordamos son provenientes de fondos públicos- el escenario podría ser preocupante justamente en un año electoral y con Presupuesto Nacional establecido por Decreto y donde aún se pueden reasignar partidas vía “súper poderes” para cubrir dichos fines. Este recurso que Aníbal Fernandez usó en incontables oportunidades, quitó partidas por ejemplo de la Secretaría de Ambiente, para destinarlos a Futbol Para Todos.
Sea por una interna dentro del gobierno como señalan algunos medio, o para centralizar el manejo de los “premios y castigos” en la construcción de una agenda oficial, si esta medida deviene en un manejo aún más discrecional, creemos que eso no favorece la democratización de los medios, ni la correcta información de los ciudadanos sobre los actos de gobierno.
Pero podría suceder que esto no ocurriera así y que desde el Gobierno nacional se esté avanzando en auto regular la publicidad oficial, para hacerla menos oficialista y más pública. Si fuera así, no se entiende por qué se boicoteó sistemáticamente la sanción de una ley al respecto.
Nosotros creemos que los cooperativistas, debemos estar atentos a estos movimientos y seguir bregando para una distribución equitativa y trasparente de esos fondos públicos, que precisamente pueden ayudar a generar medios de comunicación diversos, democráticos, plurales, amplios y no oficiales, que en definitiva son uno de los nuevos paradigmas de la comunicación social del siglo veintiuno.
Rodolfo Santecchia
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