Siempre hemos apoyado y las seguiremos apoyando a las medidas que determine la cooperativa Consumidores Libres. Como los apagones qde celulares que se programan.
Al igual que otras organizaciones no cooperativas de consumidores, procura básicamente el bien común de los consumidores y eso en el siglo 21 es un objetivo esencial.
También demuestra que el arbitraje del Estado, como algunos piensan, no siempre es eficaz y correctivo. El mercado sigue avanzando desmesuradamente y los seres humanos deberemos buscar diversas medidas para evitar que éste nos aplaste.
Nosotros, como cooperativistas convencidos, creemos que el arbitraje, es decir "la posibilidad de equilibrar y de distribuir", corresponde a múltiples factores sociales y económicos y no sólo al mercado como pensaban los clásicos, ni tampoco al estado, como fue la teoría imperante durante el siglo pasado.
Es muy probable, que el cooperativismo y en general todo el sector de la economía solidaria, pueda tener una función importantísima de arbitraje social también en las nuevas condiciones de mercado y de intervención estatal que se vislumbran en todo el mundo. Tal como en nuestro país la tuvo por ejemplo en el sector de los servicios públicos (o servicios esenciales como le gusta decir a un amigo), ante el abandono tanto del estado como del sector privado comercial en los últimos cincuenta o cuarenta años , con antecedentes a ochenta años incluso.
Pero para que eso suceda, nuestro sector debe estar bien claro de su rol y trabajar integralmente en ese camino.
Por ejemplo, en el servicio de telefonía celular, donde el aumento tarifario es avalado silenciosamente por el estado, que aprovecha la mayor recaudación impositiva, con una carga altísima y totalmente blanqueada al ser operado por sólo tres empresas gigantes, es poco probable que el sector cooperativo pueda arbitrar.
En primer lugar no lo podrá hacer pues las políticas de los últimos gobiernos, con algunos errores propios de la dirigencia cooperativa, desguazaron la participación de mercado del sector en las telecomunicaciones. Primero no hubo licencias, luego las hubo; pero sin frecuencias y al final, sólo se autorizó una asociación con una de ellas (Personal), para realizar una Operación Virtual Móvil (NUESTRO). Mientras tanto, en los años anteriores, muchísimas cooperativas de servicios públicos, venían asociándose con CTI primero y con Claro después, para operar como distribuidoras minoristas sus servicios en las localidades servidas.
Tanto la alternativa de NUESTRO, a la cual apoyamos fervientemente, como las otras políticas de asociación como distribuidoras minoristas, permiten dejar en las comunidades servidas, parte de la renta monopólica (en realidad oligopólica) de la telefonía celular, que precisamente fue el sector de los servicios con mayor crecimiento en el último quinquenio. En ese sentido, creemos que es lógico y razonable desarrollar esos proyectos.
Pero como factor de arbitraje de mercado, será casi nula la posibilidad que el sector cooperativo incida. Sin dar rodeos: porque forma parte del mismo esquema de distribución, por el cual empresas altamente concentradas como Telefónica, Telmex o incluso Telecom, tienen para apropiarse de la renta de millones de usuarios. Fijando el precio incluso, a través de acuerdos de aumentos escalonados pero idénticos (que no son visibles pero seguramente están).
El Estado nacional (y todas las provincias también), nada dicen, pues la contraparte a la inflación permitida y fomentada es que las empresas "devuelvan" parte de los mayores ingresos vía impuestos, los cuales luego engrosan los informes mensuales del Ministerio de Economía.
Mientras tanto, los consumidores, pagan aumentos que duplican a la inflación declarada por el INDEC y sólo pueden -por ahora- adherirese a organizaciones independientes como Consumidores Libres.
Pero la necesidad de arbitraje nivelador, sigue en pie. Si ni el estado ni el mercado son capaces de generarlo por si mismos, seguimos apostando a la "vía cooperativa" y de los propios consumidores. El camino será largo; pero tenemos esperanzas que sea fructífero. En definitiva este es una de los desafíos del siglo 21.
Rodolfo Ángel Santecchia
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