martes, 16 de febrero de 2010

La educación cooperativa, ¿irá a la escuela?



Roberto Bertossi
Docente e investigador universitario de Cooperativismo, UNC

A pocos días de la apertura de un nuevo ciclo educativo, el deteriorado desarrollo humano de nuestro tiempo exige que nadie continúe atrapado por el analfabetismo, el hambre, la insolidaridad, la miseria ni las enfermedades endémicas, básicamente.

Así, es clave despertar, recuperar e incrementar la solidaridad individual y social desde las tierras más fértiles de todos los establecimientos educativos, para que maduren conciencias más solidarias que consideren al conocimiento, a la alimentación, al agua potable, a la salud, a las energías, a las comunicaciones, a la seguridad, entre otros, como concretos derechos universales de todos los seres humanos, sin distinciones ni discriminaciones.

Desde el punto de vista económico, eso significa su participación activa y en condiciones de igualdad; desde el punto de vista social, su evolución hacia sociedades solidarias con buen nivel de formación y, desde el punto de vista político, la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad, equidad, noble igualdad, progreso y paz social.

Fondos de ley. Respecto de lo concerniente a un buen nivel de formación solidaria, el artículo 90 de la flamante ley 26.206 de Educación Nacional estableció que "el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología promoverá, a través del Consejo Federal de Educación, la incorporación de los principios y valores del cooperativismo y del mutualismo en los procesos de enseñanza-aprendizaje y la capacitación docente correspondiente, en concordancia con los principios y valores establecidos en la ley 16.583 y sus reglamentaciones. Asimismo, se promoverá el cooperativismo y el mutualismo escolar".

La ley 16.583 ya había establecido la obligatoriedad de la enseñanza cooperativa y mutual en los establecimientos educativos de todos los niveles, incluso universitarios.

Las provincias adhirieron a esa norma, institucionalizándola mediante leyes específicas, valorando e impulsando cooperativas escolares y juveniles (primer trabajo cooperativo joven, entre otras propuestas).

La ley 23.427 y su decreto reglamentario Nº 1.948 (7 de diciembre de 1987) instrumentaron el Fondo Federal Coparticipable de Promoción y Educación Cooperativa. Ese fondo federal recauda desde entonces cifras tales que, en el caso de algunas provincias, representarían unos 30 millones de pesos por año.

Ese dinero -salvo destacables excepciones- no fue invertido por las provincias conforme su altruista afectación legislativa de origen y habría sido desviado de manera irregular e ilegal a las rentas y haciendas generales.

Este debe ser el año de inicio concreto del dictado de Educación, Capacitación y Promoción Solidarias, preparatorio de la celebración mundial del Año Mundial de las Cooperativas en 2012, conforme la declaración de Naciones Unidas (documento A/64/432 de la ONU), en particular cuando las máximas autoridades provinciales en la materia han admitido su importancia y gravitación.

La educación, información y capacitación cooperativas es uno de los principios que, sumado a los de neutralidad, autonomía e independencia cooperativas, serán claves entre nosotros cuando, a partir de marzo próximo -según anuncios oficiales-, se vaya implementando en el ámbito federal el programa nacional "Argentina trabaja" con comunas y municipios, mediante cooperativas.

En esto, será esencial un celoso control público cooperativo, como ya hemos podido observar, atento las discrepancias, las distorsiones y los desencuentros comprobados en su implementación inicial e, incluso, impidiendo, denunciando y condenando asociaciones ilícitas.

También en paritarias. Sin dudas, la proliferación de auténticas organizaciones comunitarias como de genuinos movimientos cooperativistas serán del mayor favor, alivio y promoción, sobre todo en sectores populares vulnerables y/o geográficamente postergados por el Estado y el mercado.

Hablamos y proponemos una solidaridad social comprendida como freno y contrafuego al desarrollo de fuerzas científicas y técnicas sin ética, a egoístas interrelaciones planetarias, a los efectos perniciosos sobre la economía real de una actividad financiera mal utilizada, apabullante e insaciable, a los imponentes flujos migratorios frecuentemente provocados y después no gestionados ni acompañados de manera adecuada, a la explotación sin reglas de los recursos de la tierra hipotecando en forma peligrosa todo el ambiente, etcétera.

Ganemos la esperanza de que los preceptos legales educativos aludidos y vigentes de nuestras mejores prácticas cooperativas ya no volverán a empantanarse en meras buenas intenciones, omisiones e ineficiencias; que las nuevas paritarias docentes incluirán también este núcleo temático como de la mayor importancia y excelencia; que ya no habrá más vetos presupuestarios, políticos, sectoriales ni individualistas para impedir que la educación cooperativa vaya y penetre transversalmente a la escuela, a las cooperativas-mutuales y a la sociedad civil toda, concientizándonos de las bondades y beneficios de la solidaridad y rescatando a la comunidad nacional de un estado colectivo de amodorramiento.

De tal forma, que la cooperación logre alcanzar y superar finalmente los objetivos solidarios elementales para toda vida y relación humana en cuanto tal, convivencia solidaria en la que ya nadie deberá ser neutral ni lavarse las manos en el pantano de la apatía, la indiferencia e insolidaridades que tanto daño, tanto mal y tantas postergaciones han provocado a la argentinidad.

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