martes, 13 de abril de 2010

El IVA, Los aumentos de precios y los monopolios

Por Héctor Polino



La hipocresía de determinados grupos económicos no tiene límites. Resulta “conmovedor” ver su comportamiento, y de los sectores políticos que los representan, abordar el problema de los aumentos de precios de los artículos de la Canasta Básica de Alimentos. Ese comportamiento me recuerda la actitud de aquella persona que asesinó a su madre. Luego de ser detenido, procesado, y condenado, antes de la sentencia se dirigió al Tribunal pidiendo clemencia porque era huérfano de madre.
Los grandes grupos económicos, y los sectores políticos que los representan, los formadores de precios, los que aumentan sin que hayan variado los costos, los que se apropian indebidamente de una parte sustantiva del ingreso de los trabajadores y jubilados, los que aumentan sus ganancias de manera obscena, son los que más cuestionan el proceso “inflacionario” actual.
Ante esta situación, reaparece la idea de eliminar el IVA a los artículos de la canasta básica de alimentos. La reiteran las asociaciones de consumidores como Consumidores Libres, que desde hace muchísimos años viene bregando para lograr ese objetivo.
Es tan justa y necesaria esta iniciativa, que también recientemente fue solicitada por el Secretario General de la C.G.T., e incluso por el propio Presidente de la Sociedad Rural Argentina.
Hugo Moyano propuso que “para evitar que la eliminación o rebaja del IVA beneficie a los comerciantes, se devuelva a través de la cuenta bancaria de los trabajadores, ya que la inmensa mayoría está bancarizada, y tienen tarjeta de débito.”
Seguramente el líder de la C.G.T., ha tenido en cuenta que el entonces ministro de Economía Roberto Lavagna, que a fines del año 2002, rebajó el IVA a los alimentos del 21 al 19%, a los 2 meses dejó sin efecto esa medida, porque la rebaja no se verificaba en una disminución de los precios.
Para el Estado significaba sacrificar 270 millones de pesos anuales de recaudación, pero los empresarios no garantizaban una reducción en los precios finales.
Una vez más, las buenas medidas tomadas por el Estado fueron derrotadas por la acción concertada de los grandes grupos económicos.
Entonces aparece ahora la idea de la devolución del IVA a los alimentos, a través de la cuenta bancaria de los trabajadores.
¿Pero qué pasa con los desocupados, los trabajadores que están en el mercado informal, y el resto de los consumidores que no están bancarizados?
Se establecería una nueva diferenciación en los sectores populares, en perjuicio de los más humildes que estarían obligados a pagar el IVA por los artículos que consumen, sin ninguna posibilidad de devolución posterior.
Aquí llegamos a la cuestión central. ¿Para qué está el Estado, si no es para cumplir las normas jurídicas vigentes? ¿Para qué están las leyes de Defensa del Consumidor; de Lealtad Comercial; de Defensa de la Competencia o la ley Antimonopolio, e incluso la ley de Emergencia Económica? ¿Porqué no se constituye de una buena vez el Tribunal de Defensa de la Competencia, establecido en la ley antimonopolio Nº 15.156, del año 1999? ¿Porqué no se conforma el Consejo Económico y Social, con representantes de los trabajadores, de los empresarios, de los consumidores, y del gobierno, para encarar un programa de aumento de la producción, de reforma integral al sistema impositivo, que apueste al mercado interno, posibilitando una más justa distribución del ingreso y la riqueza?.
La altísima concentración permite destinar cifras millonarias en publicidad, facilitando al mismo tiempo el manejo de los precios


Sólo a modo de ejemplo, se señalan las siguientes cifras:


 2 empresas concentran el 89% de las ventas de pan lactal en el país.
 2 empresas concentran el 84% de las ventas de gaseosas y colas.
 2 empresas concentran el 77% de las ventas de leche chocolatada.
 2 empresas concentran el 78% de las ventas de galletitas saladas.
 3 empresas concentran el 100% de las ventas de cervezas.
 3 empresas concentran el 80% de las ventas minoristas.
 4 empresas concentran el 73% del expendio de combustibles líquidos.
 4 empresas operan 50 millones de teléfonos celulares.




Estas grandes concentraciones son formadoras de precios.


En otras economías a una mayor demanda, responden con una mayor producción; que a su vez genera mayores ventas y también mayores ganancias. En cambio, en nuestro país el aumento de la demanda, es respondida con aumentos de precios, capturando una parte sustantiva de los mayores ingresos de los sectores medios y bajos de la sociedad.
La inflación cuando se desborda, perjudica más a los que menos tienen. En lugar de continuar lamentándonos por la suba de los precios, es conveniente comenzar ya mismo a aplicar la legislación vigente, llevando a cabo además, rápidamente las reformas legislativas que sean necesarias.
El desafío de la hora actual, consiste en articular mecanismos que establezcan un nuevo equilibrio entre el Estado, el mercado, y la sociedad en el marco de un mundo fuertemente globalizado.


           Diputado Socialista (M.C.)
Representante Legal de Consumidores Libres

No hay comentarios:

Publicar un comentario