Durante la gestión que se inició en 2003 las personas que reciben ingresos por vía estatal aumentaron un 28 por ciento. La pregunta que se deriva es cómo se reparte la torta entre los diferentes sectores de la población
Efectivamente, a diciembre de 2008, las personas con ingresos dependientes del Estado Argentino eran 10.888.131, y ese número debe haber aumentado bastante hasta marzo de 2010. A diciembre de 2002, los que vivían del Estado era de 8.534.972, o sea que aumentó en 2.353.159 durante la gestión que se inició en 2003, es decir, aumentó en 28% entre esos años.
Teniendo en cuenta que nuestra población es de 40 millones de personas, significa que hay que mantener casi al 30% de la población (más de 50% si se incluyen las familias de los activos) con impuestos o equivalentes. La población activa que trabaja en el sector privado formal es casi de 6 millones de personas, y otros 5,8 millones trabajan en negro o gris, o sea que cada persona que produce algo en el sector privado, tiene que mantener a una persona del sector público.
Este peso tan insoportable va "doblando el lomo" de los trabajadores del sector privado en la Argentina y también de los empresarios, y finalmente no tiene perspectivas de continuar así durante todo el tiempo, no tiene perspectivas de ser sustentable. Hay que tener en cuenta que el país gozó de condiciones económicas muy favorables desde 2003, que la impulsaron a crecer al 9% anual, o sea, ya no estamos en crisis para justificar estos números.
De todas maneras, mucha gente se preguntará ¿cómo es que mantenemos a tanta gente? ¿Dónde están? ¿No será que estas cifras están infladas? Para no tener esta discusión, veamos por sectores dónde están los que dependen de un ingreso del Estado:
Tamaño e ineficiencia. Además de que son muchas las personas que hay que mantener en el sector público, también son muy poco eficientes los que trabajan en el sector oficial. Por ejemplo, si bien todos pagamos los maestros con impuestos, después hay que mandar a los chicos a la escuela privada por la gran caída de la calidad de la escuela pública en los últimos 20 o 30 años. También pagamos con impuestos a la policía (incluso en la ciudad, pagamos dos policías públicas superpuestas) para que nos cuide, pero después hay que poner guardias privados en muchos lugares, por la falta de eficiencia en la seguridad, y los robos están en la tapa de todos los diarios. El mercado de la seguridad privada, un negocio que depende de la ineficiencia de la policía pública, factura por año más de 5000 millones de dólares, incluyendo cámaras, personal, equipos. Lo mismo con la salud, que se paga con impuestos pero luego hay que ir a las prepagas privadas en muchos casos, por las largas esperas y baja calidad de la atención en los lugares públicos de salud, que incluso suelen no tener los remedios necesarios.
En cuanto a la parte social, el Seguro de Desempleo y los planes Jefes/Jefas de Hogar, plan Familias y otros, los hemos impulsado y estamos de acuerdo en hacerlos, pero como en los demás países donde se aplicaron estas medidas, con un horizonte temporal, o sea, no pueden ser para toda la vida del beneficiario. De todas maneras, no se piense que este es el problema del Gasto Público, ya que los Planes de Asistencia y Desempleo, todos sumados, llegaron en 2008 a $ 5209 millones, que sólo representaron el 2,5% del total del gasto de las personas que viven del Estado, que para ese año fue de $ 211.400 millones. Si incluimos los gastos en inversión pública, gastos operativos del estado y gastos financieros (intereses solamente), el gasto social no llega al 2% del total del gasto público.
Replanteo. El problema del sector público no es sólo el tamaño que ha adquirido en cosas que se han venido agregando por cada gobierno sin un plan director orgánico, gasto que lo pagamos todos, incluso los pobres, sino también la creciente ineficiencia que incrementa el gasto innecesariamente, por ejemplo, como hemos dicho, al duplicar el gasto en los bienes públicos esenciales, la educación, la seguridad, la salud.
Se requiere un total replanteo primero en cuanto al alcance de lo que es conveniente que haga el Estado. En segundo término, definir en qué nivel debe prestarse el servicio, es decir en la Nación, en la provincia o en el municipio, ya que, por ejemplo, con la transferencia de la educación primaria a las provincias se experimentó un gran fracaso. Además, hay muchas duplicaciones de prestaciones, ya que se dan bastantes casos en los que la Nación, las provincias y los municipios hacen lo mismo, con el correspondiente costo triplicado. Y, en tercer lugar, se debe controlar operativamente los resultados del sector público, estableciendo patrones de eficiencia de lo que se defina que quede en el Estado. No por ser del Estado, va a tener que ser ineficiente el servicio, pero para lograr eficiencia, hay que controlarlo. Hoy no hay control e incluso las normas que hay, no se respetan.Si sos joven y no sabés por qué ganás tan poco, tenés que ver que el Estado se lleva una gran parte de tus ingresos, directa o indirectamente, para transferirlos a sus gastos, para lo cual te tiene que reducir tu poder de compra, y así otros podrán aprovechar lo que vos producís. No creas que esta pesada carga es por la ayuda social, pues ésta sólo llega al 2% del gasto
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